miércoles, 2 de octubre de 2013

CORTAR UNA SANDÍA

Cortar una sandía, dejar caer las pepitas como si fuesen los pequeños o grandes infortunios de ésta caótica cotidianidad. Saboreo una sandía sin pepitas y mi presente se vuelve feliz. Un trozo de dulce melón de agua pigmentando el perfil de mis labios. El néctar de la sandía ha iluminado mi mirada y mi verano otoñal se ha colmado de hojarasca vivaracha; su sabor, su olor, se han dispersado por todo mi cuerpo, y con el grato dulzor en los labios aprendo un poco más sobre la brevedad de la vida. Llevo en mi interior su marca impregnada, azúcares y licores que transformaran por siempre mi deambular. Comer un trozo de sandía y penetrar en el bosque del placer, en la selva azucarada del deseo. Cómo no aplazar por un segundo el amargor de la indiferencia social, el capitalismo feroz, la injusticia del copago, las atrocidades poderosas de banqueros, financieros y otros personajes sin más. Rojo, rojo de sandía, de lucha, de ideología inquebrantable para el paladar de una sociedad hipnotizada por redes y conjuros.

Badalona, 2 de octubre de 2013

jueves, 19 de septiembre de 2013

DÓCILES Y ANESTESIADOS

Sombras anestesiadas




Habitamos lo cotidiano

con la indiferencia fría

de la pasividad.

Dóciles y anestesiados

vemos caer los frutos del bienestar.

Dejamos pasar los días

sin pensar en dar un giro

a esta sociedad cuantificable,

de números y economías detestables.

Adormecidos entre

sabanas tecnológicas

tejemos sueños de individualidad.

Compramos ipads,

móviles ultima generación

y nos conectamos a algún mundo virtual.

Desprendidos de compromisos y responsabilidad,

olvidamos la lucha por la justicia social.

Caminamos solitarios y ojerosos,

somos sombras atrapadas en alguna red social,

sin consciencia ni solidaridad;

cuerpos etéreos e inertes

que han dejado de reflexionar.





Badalona, 19 de septiembre de 2013